
Las aplicaciones de bloqueo de anuncios publicitarios (ad-blockers), los cortafuegos (firewalls) y las redes privadas virtuales (VPN) se han vuelto muy populares entre los usuarios de Internet –en especial entre los miles de millones de propietarios de dispositivos móviles, verbigracia: celulares– como forma de protegerse del robo de datos y de la molesta publicidad intrusa. El problema se presenta cuando roba el vigilante, y esas aplicaciones –pagas o gratuitas– se dedican a cosechar en secreto los datos del usuario al que aseguran custodiar.