Peligro chino por todos los medios

Peligro chino por todos los medios

Desde hace cierto tiempo, pero con más fuerza a partir de los primeros días de marzo de 2019 y en medio de la guerra comercial declarada por el presidente Trump contra Beijing, se han diseminado versiones potenciadas por las redes sociales y los medios masivos acerca de una avanzada del ciberespionaje impulsada por China para conseguir datos privados relevantes de empresas e individuos alrededor del mundo mediante artilugios tan impensados como adaptadores y cables fabricados por el Gigante de Oriente. ¿Qué hay de cierto en la penetración del peligro chino por todos los medios, apoyado en su condición de nación productora de tecnología por excelencia?

Peligro chino por todos los medios: alguien te está mirando.
En la edición de marzo de la japonesa Nikkei Asian Review se publica un artículo firmado por sus columnistas Lauly Li y Cheng Ting-Fang en el que (bajo el título “Spy fears spread to power cords, driving shift from China”) se asegura, sin mayores evidencias, que la ciberguerra de espionaje a Occidente se ha desatado.

“Primero fueron las tintorerías, pero no me importó porque usaba quitamanchas; después fueron los supermercados, pero no me importó porque le compraba al almacenero; más tarde fueron los celulares, pero no me importó porque era fan de Apple, de Motorola, de Nokia y de Samsung; ahora son los cables eléctricos, pero ya es tarde”,podría rezar un remedo actualizado de “Ellos vinieron”, de Martin Niemöller, falsamente atribuido a Bertolt Brecht.

“Mientras Huawei demanda a EE.UU. en su propio territorio por las feroces sanciones impuestas por el gobierno federal, las gigantes de la tecnología estadounidense padecen la amenaza de ciberataques en masa.

Lo que a primera vista parece un rumor incomprobable, un hoax, una catarata de fake news a las que nos han acostumbrado las nuevas tendencias en el comportamiento mediático humano, podría volverse una calamidad cierta, nos dicen.

Según la publicación de negocios japonesa Nikkei Asian Review, editada desde 2013 por el diario de economía nipón The Nikkei, las gigantes de la tecnología de EE.UU. se muestran preocupadas por el supuesto acceso del gobierno de Xi Jinping a datos sensibles a través de los cables, adaptadores, enchufes y dispositivos variados elaborados en China.

Es que desde las reformas económicas de 1978 que lo instalaron como la economía de crecimiento más acelerado del mundo, y en particular desde el inicio del milenio, el país más poblado del Planeta, principal potencia económica mundial por su PBI (U$S 25,238 billones en 2018), se ha proyectado como el proveedor cuasi monopólico de los productos tecnológicos y sus accesorios para el resto de las naciones.

Las estimaciones indican que China fabrica el 75% de los teléfonos móviles del Planeta, y el 90% de las computadora personales en uso.

Peligro chino por todos los medios: la venganza de Xi Jinping.
Al proteccionismo irredimible de Trump en campaña, refrendado en ejercicio de su cargo, Xi Jinping (se dice) respondería con micro caballos de Troya alojados en cables y circuitos fabricados en China.

El dominio del conocimiento (know how) en la elaboración de dispositivos y componentes de punta le permite a China, en los papeles, enfrentar la loca guerra proteccionista de Donald Trump –que impone tarifas y sanciones descomunales a sus exportaciones hacia EE.UU. y sus aliados– con el más demoledor espionaje cibernético, una verdadera cyberwarfare para acceder a la información de las corporaciones financieras, tecnológicas y militares, pero también a los datos de individuos y organizaciones de todo tipo.

Más allá de los métodos ya tradicionales en Internet, como los ataques informáticos, la piratería cibernética, el software malicioso (malware), los mensajes de correo con archivos adjuntos incrustados, y toda la parafernalia de recursos para introducirse y robar información de los usuarios, la nueva especie habla de artes más sofisticadas y ubicuas.

“Las estimaciones indican que China fabrica el 75% de los teléfonos móviles del Planeta, y el 90% de las computadora personales en uso.

Asegura Nikkei que los expertos en seguridad consultados por la revista confirmaron las posibilidades de que los chinos puedan infiltrar a empresas y personas mediante elementos en apariencia inofensivos como cables y fuentes de alimentación de equipos, capaces de emplear al sistema de suministro de electricidad como canal para la extracción de datos.

La amenaza se presenta portentosa, y podría incluir a prácticas tan elementales como la recarga rápida gratuita de dispositivos en los aeropuertos, terminales y otros espacios públicos, una costumbre que se ha extendido hasta los más remotos confines de nuestra existencia: enchufar el celular o la notebook supondría dejar su contenido a merced de los intrusos de piel amarilla.

En una nota del 4 de octubre de 2018 titulada “El Gran Hackeo: cómo usó China un minúsculo chip para infiltrarse en las empresas estadounidense” (The Big Hack: How China Used a Tiny Chip to Infiltrate U.S. Companies), la revista Bloomberg Businessweek daba cuenta de la versión del espionaje sufrido por casi 30 compañías en territorio de la Unión.

Peligro chino por todos los medios en un grano de arroz: el chip amarillo.
Según el artículo de 2018 de Bloomberg Businessweek, chips espías del tamaño de un grano de arroz, tan caro a los chinos, alcanzaban para piratear a las grandes de la tecnología y poner en jaque a la seguridad de toda la nación.

Aseveraba Bloomberg que los auditores tecnológicos de esas empresas descubrieron microchips no más grandes que un grano de arroz (paradoja si las hay) insertos en equipamiento adquirido para su gestión cotidiana, con el agravante de que los mismos proveedores tenían entre sus clientes al Departamento de Defensa, a la Central de Inteligencia (CIA) y a la Armada de EE.UU.

Afirmaba el artículo que hay 2 maneras de alterar las entrañas de los equipos informáticos: uno conocido como interdicción, que consiste en manipular los dispositivos cuando están en tránsito hacia su destino final (muy utilizado por las propias agencias estadounidenses tal como lo remarcó Edward Snowden, el ex contratista creador de Wikileaks), y otro que se remonta a los sitios de ensamblado inicial, a la sazón, China.

“La proeza [imaginada por Nikkei] sería similar a lanzar un palo en el río Yangtze, aguas arriba de Shanghai, y asegurarse de que llegue flotando al puerto de Seattle.

Aunque al momento de escribirse este artículo todavía no existían reportes conocidos que involucren a esta actividad, las presiones sobre las empresas manufactureras chinas en la materia aparentaban sumarse a la ya mentada guerra de tarifas y al riesgo geopolítico que promueve el la escalada del enfrentamiento global Washington-Beijing.

En la vereda de enfrente del relato de Nikkei y de Bloomberg, tanto los directivos de Amazon, Apple o Microsoft (víctimas de los supuestos ataques) como los funcionarios de la administración de Xi Jinping, niegan la eventual conspiración, pero la cultura popular señala que la hay.

Lograr un ataque de siembra como el imaginado, sin embargo, significaría desarrollar una comprensión profunda del diseño de los productos, manipular los componentes en fábrica, y garantizar que los dispositivos “infectados” lleguen a través de la cadena logística global a la ubicación deseada.

Una tal proeza sería similar a lanzar un palo en el río Yangtze, aguas arriba de Shanghai, y asegurarse de que llegue flotando al puerto de Seattle: claro que para el público desprevenido y un tanto supersticioso valen más los fantasmas que la ciencia más rigurosa.

Los componentes electrónicos que integran el hardware de los dispositivos están tan fuera del alcance de nuestras miradas mortales que, por mágica que pueda parecer, cualquier inferencia sobre sus riesgos potenciales se nos hace una verdad palmaria, como los efectos de la aspirina en la coca, o el contacto fulminante de la burundanga.

Medios, anunciantes y agencias deberían tomar nota del rumor, y dilucidar los posibles efectos, ya sea que al final resulte verdadero, ya falso. Después de todo, la actividad se nutre de las sensaciones, percepciones, juicios y creencias humanas.

La Matrix y el peligro chino por todos los medios: cyberwarfare.
¿Mito o verdad? Todo es posible en el imaginario popular azuzado por la imaginería de Hollywood, las series de la TV, los best sellers conspirativos y la cándida superstición de la era de los millennials.
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10 de junio: Día del Trabajador de la Carne de la República Argentina.