El 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió establecer una jornada internacional anual para reconocer el rol crítico que juegan las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología: la fecha fijada para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia fue el 11 de febrero de cada año.
Argentina instituyó en 2007 al 24 de abril como fecha simbólica para la conmemoración del genocidio contra el pueblo armenio que se prolongó entre 1915 y 1923. La fecha evoca el plan sistemático del gobierno del Imperio Otomano para la…
Desde 1970, cada 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra, establecido para crear una conciencia sobre las preocupaciones ambientales globales. Proclamado de forma oficial por las Naciones Unidas en 2009, el Día de la Tierra es hoy, más que nunca, una oportunidad para reflexionar sobre los peligros que se ciernen sobre el Planeta. ¿Te preguntaste alguna vez qué estás haciendo al respecto?
En este lapso en que la cristiandad conmemora la Semana Santa –la Pasión, la Última Cena, el Via Crucis, la Crucifixión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret– en pleno aislamiento y retiro forzoso, te invitamos a repasar tus conocimientos sobre aspectos poco explicados de los símbolos y costumbres tradicionales de estas fechas, esas curiosidades pascuales para las que no siempre tenemos una respuesta a mano.
Es casi una obviedad que quienes hayan nacido después de 1970 jamás haya leído u oído hablar de esta médica rumana cuyos conocimientos le dieron fama mundial y la proyectaron al estrellato de las ideas populares sobre la ciencia. Es que la leyenda de la doctora Ana Aslan, que prometía si no la juventud y la belleza eternas, al menos el control y retraso del envejecimiento y la prolongación de la vida con estándares muy elevados. Durante un largo tiempo estuvo en boga una droga farmacológica empleada por Aslan –la procaína o su versión comercial el Gerovital– que resultó ser la preferida de las personalidades más afamadas y disímiles para enfrentar a la maldición de la vejez.
Talentosas, inteligentes y valientes. Mujeres que cambian y revolucionan el mundo. Durante este mes en el que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, celebramos la lucha por la igualdad, el reconocimiento y ejercicio efectivo de los derechos de todas las mujeres. Sin embargo, el 8 de marzo con M de mujer para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recién cobró institucionalidad en 2011 por iniciativa de la incipiente Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, más conocida como ONU Mujeres, una propuesta todavía preparatoria.
Con frecuencia se emplean de manera indistinta (a pesar de que son actividades muy diferentes) expresiones como gestión y planificación de eventos a modo de sinónimos, así que, para evitar malos entendidos, nos propusimos aclarar un poco el tema y salvar la confusión, porque es fundamental que agencias y clientes se comprendan y utilicen el mismo lenguaje.
La escritora salteña Juana Manuela Gorriti Zuviría, pionera de las letras argentinas en manos femeninas, fue muchas cosas menos obediente y correcta. Juanamanuela precursora, heroína desconocida para el gran público actual, celebérrima en su tiempo por llevar una vida plena de aventuras y peripecias, es una clara exponente para nuestra categoría de Grandes Valores (in)formales.
Aunque el riesgo de padecer cáncer por el consumo de alimentos cocidos a la parrilla o ahumados es conocido desde hace décadas, el público en general lo ignora: cuando las llamas queman materia orgánica que cae sobre ellas, como la grasa, el humo producido lleva hidrocarburos aromáticos policícilicos que se depositan en las carnes, las parrillas y los utensilios, compuestos considerados potencialmente cancerígenos. ¿Está el asado argentino “al horno”, como suele decirse? ¿Qué precauciones pueden tomarse para degustar una buena parrillada sin temor?
La iniciativa comenzó en Europa con fuerza legal, y obligó a los grandes jugadores globales, primero, y al resto de los millones de sitios de Internet de todo tipo a declarar de manera expresa qué datos recogen de los usuarios. Lo que parecía en principio una normativa un tanto paranoide terminó por desnudar la vasta y cerrada trama de filtraciones de información que vulneran la privacidad, peligro chino por excelencia desde que se conoció públicamente que el gobierno del polémico Xi Jinping nos espía a todos.
Las buenas noticias para los creadores de todo tipo de contenidos digitales son que los Millennials están dispuestos a pagar por los servicios de producción en general, pero las malas noticias, periodistas, son que para los jóvenes de hoy las cosas buenas son sólo aquellas que ellos reconocen como “contenidos premium”.
La piedra del escándalo rompió todos los esquemas cuando Facebook admitió el uso indebido de información privada extraída de forma ilegal de más de 50 millones de usuarios para influir en las elecciones que llevaron a Donald Trump a la presidencia. Aparece así el enemigo interior de la libertad, más peligroso aún que las acechanzas chinas y rusas, con el condimento adicional de que existe evidencia de entre las “cibercampañas sucias” estaría la de Argentina 2015.
Como dijera alguna vez un inefable dirigente gremial célebre por sus frases desconcertantes, “la plata no se hace trabajando”, y tampoco llega en valijas o en cheques con números de muchas cifras: en el mundo desarrollado, el “derrame” de la riqueza sobreviene cuando una empresa se hace pública y su valor hipotético se hace verdaderamente tangible. Así las cosas, una auténtica pléyade de nuevos ricos milenarios, paridos por los negocios del tercer milenio, parece a punto de hacer eclosión en el convulso mundo del vigésimo primer siglo cristiano.
Una mirada hacia atrás en la historia nos muestra que, si bien el progreso ha sido notable en el último tiempo, el reconocimiento de la mujer en nuestras sociedades dista de ser el esperado, más aún si se trata de muchachas descollantes, como Sara Mather, inventora olvidada de cuyo paso por la vida casi no han quedado rastros. Baste tratar de conocer quién imaginó y patentó un invento tan vital como el periscopio –¿alguien puede imaginar un submarino sin periscopio?)–para caer en la cuenta de que puede que la indiferencia sea la moneda más habitual en este destrato.
Lego es tal vez la más famosa y creativa empresa cuya línea de productos de excelencia para niños de distintas edades se centra en los juegos basados en bloques y en otros elementos modulares. Desde su nacimiento –hace exactamente un siglo al momento de escribir esta nota– hasta nuestro tiempo, ha transitado tiempos turbulentos y cambiantes en los que las únicas alternativas eran el desafío de Lego (rearmarse o desaparecer), disyuntivas en las que siempre se las ingenió para jugar las cartas con ingenio y habilidad.
Innovar como filosofía de vida es desde siempre, y aun en pleno auge de la era de la información digitalizada y automatizada, la tradición que ha caracterizado a Lego, la marca que debe gran parte de su fama mundial a los bloques de ladrillos plásticos encastrables lanzados al mercado sobre el final de la década de 1940. La paradoja de la vigencia de una compañía centenaria cuya naturaleza se sustenta en la producción de objetos físicos merece ser tomada como objeto de estudio.
Millones de usuarios caen en la trampa de iniciar sesión con Facebook para acceder a otros sitios, para utilizar aplicaciones, para registrarse en servicios diversos, o para entrar a distintos lugares conectados en línea. Sin saberlo, una enorme cantidad de información confidencial queda a merced de piratas informáticos que pueden usarla –y la utilizan– en su contra.
Mientras las unidades de la ubérrima Uber se reproducen sin control como conejos en las grandes ciudades, las huestes de los “caza Uber” –una feroz versión de la cinegética– persiguen y castigan con impunidad y sin piedad a cualquier cosa que se les parezca, al punto de a atacar a conductores particulares por la sola “portación de apariencia”, como si fuese una inversión en vuelta de campana del Diario de la guerra del cerdo.
Desde que en 2003 la Cámara Argentina del Juguete de la Argentina pidió que el Día del Niño (instaurado en 1960) se trasladara al tercer domingo de agosto por razones de estrategia de mercado, la celebración ha tenido una suerte dispar, de la mano de los avatares de la economía y los acelerados cambios provocado por los avances tecnológicos. La publicidad para niños –a veces decididamente una publicidad infantil– ha respondido casi siempre de manera espasmódica a estas transformaciones.
El mundo de los asistentes virtuales está aquí desde hace un tiempo con los dispositivos y ecosistemas de software desarrollados por Apple, (Siri se lleva el 34% del mercado en EE.UU), Alphabet (Google Assistant tiene el 19%) o Microsoft (Cortana cautiva al 4% de los usuarios), el más llamativo de los cuales es el Amazon Alexa (6% de la porción de la torta), ya por su eficiencia, su diseño o las disparatadas incidencias que ha generado. ¿Están preparadas las marcas para asegurar su presencia en este novedoso espacio que ofrece la inteligencia artificial para el comercio electrónico conversacional?
Las investigaciones estaban en una especie de ruina cuando el psicólogo experimental George A. Miller presentó en Harvard una ponencia titulada “El mágico número 7 ± 2”, que ayudó a desencadenar una explosión de formas de concebir al pensamiento y abrió paso a la psicología cognitiva, para consternación del conductismo dominante. ¿Qué tan valiosos son los conceptos desbrozados en aquella investigación para el “posicionamiento siete más o menos dos” de las marcas en la mente de los consumidores?
Hace ya varios años que se nos ha inculcado separar la basura para arrojarla en cestos distintos y que así pueda ser procesada de un modo más eficiente. En Santa Fe, la consigna para los ciudadanos se sostiene entre residuos húmedos y secos, pero a la hora de clasificar y destinar la basura a cada bolsa, la instrucción no es del todo clara. Del lado de los recolectores, la perspectiva no es muy optimista tampoco: los gestores de residuos son estrictos en grado sumo respecto a lo que compran para recuperar. La pregunta obligada es: ¿Reciclamos bien o reciclamos mal?
La Semana Santa es, en el mundo cristiano, un tiempo de recogimiento que comienza el Domingo de Ramos y culmina el Domingo de Resurrección (Pascua) y memora a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo luego de la Cuaresma previa, un período que comienza el Miércoles de Ceniza y acaba el Jueves Santo, antes de la Misa de la Última Cena. Entre nosotros asume significados complejos y variables, a veces contradictorios, muy vinculados también con la gastronomía y el turismo, ya por la extensión del feriado, ya porque como en este 2018 se prolonga con en Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. No queda muy claro si la Semana Santa a la argentina es una festividad, un duelo o un espacio en el que la memoria nos pide una clara conciencia de lo que somos y hacemos a la luz del pasado. Lo que sí resulta patente, es que este año parece ideal para hacerse una escapada.
Durante siglos, los recursos naturales de América Latina han ayudado a movilizar a la economía mundial: desde los galeones atiborrados de oro y plata que financiaron al Imperio de España, hasta las exportaciones de hierro, cobre y productos agropecuarios para la reconstrucción de la economía China, los bienes provenientes de la región se han comercializado de modos desiguales en todo el mundo. Pero en el presente, el crecimiento en la generación de energía renovable en América Latina ha creado un nuevo fenómeno: la explotación de esos recursos –también naturales– para apuntalar el crecimiento económico interno.
El pasaje desde la plataforma web para computadoras de escritorio a la aplicación móvil para smartphones y tabletas supuso una movida magistral para ponerle el moño al sistema de entrega de comidas a domicilio elaborado por PedidosYa y terminó por catapultarlo a los principales destinos buscados en América Latina. PedidosYa y el chivito uruguayo, dos grandes buenas ideas gestadas en la Suiza del Río de la Plata, se consolidaron hoy como auténticos clásicos de los que debemos aprender, y mucho.
El sistema de delivery con soporte en línea
PedidosYa y el
chivito uruguayo –dos “grandes valores” que merecieron sendas notas en nuestro sitio– poseen, además de su calidad de
“charrúas” (apelativo cariñoso para todo lo que provenga de la República Oriental del Uruguay) un vínculo muy especial: tal vez el uno nunca habría sido posible sin el otro. La loca historia de ambos emprendimientos orientales, separados
65 años en el tiempo, es tan singular y atípica, que merece la pena conocerse. En
“El chivito…” contábamos el nacimiento del popular plato; en este caso, resumimos la evolución de
Pedidos Ya.
PedidosYa es una compañía de envío de comida a domicilio basada en la conectividad a Internet –y en particular a través de teléfonos móviles– que vincula a millones de personas en Latinoamérica con
más de 15 mil restaurantes, bares y rotiserías para que, mediante una sencilla cadena de pasos puedan encontrar, seleccionar y pedir el delivery de opciones gastronómicas a la medida de sus preferencias, de manera segura y confiable. Pedidos Ya hace historia en movimiento, aunque no todos saben cómo se inició este emprendimiento –tan uruguayo como el
chivito– que desde 2014 forma parte del gigantesco emporio alemán
Delivery Hero.
El chivito uruguayo es uno de los pocos platos que pueden atribuirse exclusivamente a la gastronomía de la Banda Orientela, un clásico ideado por casualidad sobre finales de la primera mitad del siglo 20 y vigente hasta nuestros días, cuyo nacimiento quedó registrado por la prensa de la época y oficiaría de musa insospechada para los creadores del
célebre y exitoso sistema de gestión de comidas en línea Pedidos Ya.
Cuando la agencia Leo Burnett acuñó la legendaria frase “Has recorrido un largo camino, muchacha” para el lanzamiento de la marca de cigarrillos Virginia Slims en 1968, utilizó un recurso caro a la publicidad –la hipérbole– para resaltar el “avance” en los derechos de las mujeres: un cigarrillo pensado y elaborado sólo para ellas. A décadas de la concepción de la exitosa idea (un símbolo de la creación de lealtad de consumo), la exageración de aquella licencia es notoria, y aunque el sendero de las conquistas es extenso, lo que falta para la equidad entre mujeres y hombres es todavía significativo. Para las mujeres, la otra “grieta”, la de la brecha a cerrar entre ambos géneros, está aún lejos de ser un tema superado.
Los argentinos, según convenga, somos los peores del mundo puertas para adentro, y los mejores cuando salimos a la vereda de enfrente: el orgullo y la vergüenza de ser argentinos se nutren de la alternancia de mitos y verdades que conforma nuestro bizantino “ser” nacional. Así, nos adjudicamos creaciones discutiblemente memorables como –entre otras– el dulce de leche, el mate, la birome, el colectivo, el Torino, la sensación térmica, la soda, las alpargatas, el alfajor, el asado, la identificación por las huellas digitales, el dogo, la milanesa a la napolitana, el alambre de púas, las boleadoras, el truco, entre otras virtudes curiosas. En esta nota de (in)formales tratamos de desentrañar la verdad acerca de los auténticos derechos de propiedad del Día del Amigo, ¿“otro” invento argentino?