Ey, Julio: ¿qué onda?

Este Mes de la Independencia Argentina, el séptimo del calendario (hasta incluye un “domingo 7”), llega cargado de interrogantes para anunciantes, agencias y medios: más allá de los acostumbrados, hay otros recién nacidos, y unos cuantos francamente fuera de toda agenda. ¿Qué oportunidades notables podremos aprovechar para adaptarnos a las tendencias estacionales presentes, conectarnos con nuestros públicos objetivos, mejorar el posicionamiento, y alcanzar metas concretas en esta Argentina que no deja de sorprendernos?

Pasar el invierno

Estamos acostumbrados: sabemos que va a pasar, aunque no sepamos qué va a pasar, diferencia sutil que nos inquieta sobremanera pero, bueno, son los percances propios del oficio.

Hace miles de millones de años que la Tierra gira sobre sí misma y alrededor del Sol, las estaciones, los días (solares y lunares), las horas, se repiten con un ritmo bastante continuo en ciclos prácticamente idénticos: una, dos, tres… lunes, martes, miércoles, y así.

Sin embargo, la certeza de que hoy lunes 1 de julio de 2024 hace 10 días que empezó nominalmente el invierno, y de que este mes dará paso a agosto, cumplidas sus 31 jornadas, no calma la incertidumbre de ignorar qué nos depara el próximo minuto.

¿Qué se traerá julio, este julio bajo el poncho imprescindible de su sino para nosotros, para nuestros clientes y para todas aquellas personas que habitan el suelo argentino?

Nada es imposible, pero en la intensa Argentina nuestra de cada día, donde todo puede pasar, lo posible supera con creces a lo imaginable y “así estamos”, repite la indignación patria.

Desde la antigüedad más remota la humanidad saborea y padece la compulsión por hacer pronósticos (inevitablemente fallidos en su mayoría, por eso la lotería), para sumirse en la fascinación de tratar de conocer lo que depara el porvenir.

¿Qué se traerá julio –este julio– bajo el poncho imprescindible de su sino para nosotros, para nuestros clientes y para todas aquellas personas que habitan el suelo argentino?

Ansiedad juliana

La publicidad y su entorno, lejos de escapar al apremio de la angustia, sucumben en la búsqueda feroz de métodos más o menos científicos, más o menos profanos, para prever el decurso –al menos– de cada mes.

Expertos, consultores, profetas. gurús, astrólogos, adivinos, augures, chamanes, oráculos, señales, presagios, todo vale para saciar el hambre de anticipación que precede a las campañas.

Pero no hay caso: ni la omnisciente y ubicua inteligencia artificial de hoy en día consigue vaticinar cómo vendrá la mano en julio y dónde estarán las oportunidades en la coyuntura.

La motivación por predecir eventos para tomar decisiones informadas es la base del desarrollo de técnicas y procedimientos eficaces en cualquier disciplina, piedra angular del éxito de las ideas y acciones que traducimos para pensar, planear, crear y ejecutar nuestras campañas.

Julio diferente

Los argentinos recibimos este julio en una “tensa calma”, al decir de la prensa clásica, muy parecida a la del momento de ir “a los botes” en Titanic, aferrados a un optimismo obstinado en la paradójica fe de que esta vez “vamos a salir”.

En un panorama económico y social es complejo por donde se lo mire, las preocupaciones principales de la calle se han movido, dicen, de la inflación, el dólar, la corrupción, la política, hacia la inseguridad, el desempleo, la pobreza y la sensación de recesión con drástica caída del consumo.

Las celebraciones del mes, los lanzamientos típicos de la época del año y alguna que otra distracción llevadera son las oportunidades más evidentes para explorar.

El temor al descontento social, las protestas, la falta de trabajo, la inestabilidad, la violencia, la pérdida de derechos, paralizan el dinamismo indispensable para respaldar los esfuerzos por volver a ganar terreno firme.

El ecosistema en torno al oficio de pensar, planear, crear y ejecutar campañas para la promoción de productos, servicios, marcas e ideas tiene en este julio un desafío apasionante con algunas puntas de ovillo notables.

El clima relajado por la pausa estudiantil, la participación de la Selección Argentina de Fútbol en la Copa América, el rugby de Los Pumas en la Ventana Internacional de Julio camino a la Copa del Mundo Australia 2027, las celebraciones del mes, los lanzamientos típicos de la época del año y alguna que otra distracción llevadera son las oportunidades más evidentes para explorar.

Vacaciones de invierno

Julio regresa como cada año con sus clásicos de temporada, y el receso escolar, con todo lo que significa en gastronomía, entretenimiento y turismo, ocupa la pole position de oportunidades –economía mediante– para amplios sectores a los cuales podemos mirar.

No hay plata, lo que sí hay siempre son ganas de hacerse una escapada, ya sea un viajecito a los destinos populares, ya sea disfrutar de excursiones y actividades locales o regionales de cercanía al lugar de residencia.

Cines, teatros, salas de espectáculos, centros culturales, museos, exhibiciones, talleres, parques temáticos, centros de actividades al aire libre (con los resguardos del caso) atraen con sus ofertas a niños, adultos, familias y grupos de amigos a lo largo de los 15 días de jubileo.

Bares, restaurantes, cafés, pubs, y cualquier otro negocio dedicado a bebidas y alimentos son el complemento obligado: aprovechan para ofrecer gastronomía clásica, delicadezas locales, o se las ingenian con menús especiales, promociones y descuentos, en un momento en que los cinturones están ajustados al máximo.

El comercio minorista en pequeñas y grandes tiendas también es un imán para los más chicos y todo un compromiso que los más grandes no pueden eludir mientras aprovechan para saldar las necesidades de ropa de abrigo y productos de temporada.

Mención aparte amerita el fin de las vacaciones y los preparativos para la vuelta a clases con la demanda consiguiente de útiles escolares, cuadernos, lápices, bolígrafos, carpetas, mochilas, pero uniformes, ropa y calzado urbanos y deportivos.

Aunque todo parece presagiar unas vacaciones de invierno frugales con bolsillos escasos y billeteras avaras, los gastos indispensables de la estación, el regreso a la actividad posterior y el anticipo del Día del Niño pueden representar todavía un flujo de consumo apetecible para marcas y empresas.

Tópicos estratégicos para el bolsillo de los consumidores a considerar en las campañas de julio: aguinaldo de las personas con empleo, peso del gasto en vacaciones, anticipo del Día del Niño el tercer domingo de agosto.

Tradiciones argentinas

El martes 9 de Julio, feriando inamovible por el 208 aniversario de la Independencia Nacional, este 2024 no tiene puente el lunes 8, un menoscabo para el turismo habitual que por las circunstancias actuales parece que no tendrá mayor impacto en el rubro.

Día especial para la gastronomía –incluidos cocineros de ocasión que aprovechan para arrimar unos pesos más a la canasta con la preparación por encargo– restaurantes, parrillas, rotiserías y servicios de delivery hacen su agosto en julio durante esta jornada.

Fecha cara para el orgullo y la identidad patria que amanece con el proverbial chocolate con leche (se suspende el mate cocido) y facturas o churros rellenos para resistir el frío: lo habitual es saborearlo en casa y por eso, como ya es costumbre, prosperan los desayunos sorpresa a domicilio –tendencia potenciada por la pandemia– a los que hay que ponerles el ojo.

Día especial para la gastronomía –incluidos cocineros de ocasión que aprovechan para arrimar unos pesos más a la canasta con la preparación por encargo– restaurantes, parrillas, rotiserías y servicios de delivery hacen su agosto en julio durante esta jornada.

La jornada patria se continúa por lo común acompañada con una picada que incluye fiambres, embutidos, quesos, aceitunas, pan trenzado, mientras en la parrilla se abrasa un asadito o en la cacerola bulle un buen locro u otro plato criollo (carbonada, humita, guiso de lentejas) para un mediodía pantagruélico en que no faltan empanadas y pastelitos, todo regado con abundantes bebidas afines de tonos oscuros.

Si la tarde pinta, puede que arrecie el mate con tortas fritas para las que no hace falta esperar al mal tiempo cuando el frescor habilita darse el gusto; por sobre todas las coas, el foco del día está puesto en la mesa de los argentinos, y ahí hay que apuntar.

La celebración del Día del Amigo es un ritual sacrosanto que moviliza a la pasión nacional después de que al ignoto odontólogo Enrique Ernesto Febbraro se le ocurriera enviar más de mil tarjetas postales “en nombre de la amistad de la humanidad hacia el universo” por el alunizaje del 20 de julio de 1969.

Eufórico por la respuesta a su loca iniciativa, decidió patentar la idea y fundar el Día del Amigo con el lema “Un pueblo de amigos es una nación imbatible”, idea que cuajó una década más tarde y se hizo viral entre nosotros.

La amistad argentina se demuestra tanto en su Día como en la infaltable previa con llamadas telefónicas, mensajes con textos, ilustraciones, videos y emojis, videollamadas, publicaciones en redes sociales, memes, encuentros, juntadas, cenas formales, reuniones caseras, salidas nocturnas, festejos variados, brindis, regalos y un sinfín de actividades compartidas.

Para agendar

Las costumbres y el folclore se mechan con inflexiones esporádicas como la extensión de las Hot Sales de mayo y las Flash Sales intermitentes movilizadas por el comercio electrónico (importación de la CACE estiradas por los locales ávidos de moderar un poco la crisis).

La Semana de la Dulzura, del 1 al 7 de julio, fue pensada hace ya años para la campaña de la empresa Arcor y la Asociación de Distribuidores de Golosinas, Galletitas y Afines (ADGyA) “una golosina por un beso”, es un acontecimiento vernáculo para no dejar pasar.

Las etiquetas en las redes #SemanaDeLaDulzura y #MesDeLaDulzura fogonean la operación colectiva que propone intercambiar dulces y golosinas con nuestros afectos más caros.

Diseñada en 1989 –durante “otra crisis económica” signada por hiperinflación y caída a pique del consumo– la iniciativa que buscaba con urgencia incentivar el consumo de productos dulces se popularizó hasta convertirse en una tradición cultural que se extendió a todo el mes.

El slogan del beso fue quitado en 2020 para prevenir el acercamiento y mantener la distancia social debido a la pandemia

Consigna ADGyA que la tabla de dulces más vendidos en la Argentina es liderada por los alfajores (se venden más de 6 millones de unidades por día), se completa con chocolates en segundo puesto, caramelos y confites en tercero, seguidos por pastillas, chupetines, obleas bañadas con chocolate, turrones, chicles, barritas de cereales, bocaditos y bombones.

Las etiquetas en las redes #SemanaDeLaDulzura y #MesDeLaDulzura fogonean la operación colectiva que propone intercambiar dulces y golosinas con nuestros afectos más caros.

De yapa, se invita a participar en actividades comunitarias, llevar adelante cruzadas solidarias, colectas y donaciones, para valorar los pequeños gestos de cariño y disfrutar de la dulzura en todas sus formas.

Sin embargo, tanta dulzura tiene efectos no deseados: al exceso de azúcares advertido por la ley de etiquetado frontal, se agrega el desecho intensivo de envoltorios plásticos no reciclables ni biodegradables.

“Julio, mes sin plástico” es una iniciativa de la Plastic Free Foundation que busca reducr la contaminación por desechos plásticos de un solo uso en el hogar, el trabajo, la escuela, las ciudades y la naturaleza. 

Nuestra responsabilidad social empresarial nos obliga a señalar y procurar la moderación del impacto ambiental derivado de la producción, uso y descarte del plástico, que en gran parte no puede volver a utilizarse, contamina tierra, aire y agua, afecta a los ecosistemas y perjudica la calidad de vida.

La accidentada vida de Julio

Se llamaba Quintilis, y era el quinto (quintilis mensis)de los 10 meses que integraban el Año de Rómulo del calendario romano –después de Junius (junio) y antes de Sextilis (nuestro agosto)– asociado a la temporada de cosecha y el agro en la transición de la primera a la segunda mitad, que culminaba en la Vinalia Rustica a puro festejo.

Quintilis perdió su sentido cuando el rey Numa Pompilio insertó a Januarius y Februarius entre December y Martius, para hacer un año de 12 meses, hasta que, siglos más tarde, el Senado romano le puso Iulius en honor del reciente finado Julio César, nacido en tal mes, a la sazón creador del calendario… ¡juliano! en su tiempo de Dictator Perpetuus.

Hoy, Julio (que en castellano se escribe en minúsculas) es el mes número 7 del calendario gregoriano vigente y, si bien alberga a las tradicionales vacaciones escolares, parece ideal para quedarse adentro, pasar tiempo en familia, leer, jugar, ver películas, hacer maratón de series (salvo que se decida aprovecharlo para disfrutar de la nieve y esquiar) al calor de bebidas y pitanzas para atemperar el fresco.