Como dijera alguna vez un inefable dirigente gremial célebre por sus frases desconcertantes, “la plata no se hace trabajando”, y tampoco llega en valijas o en cheques con números de muchas cifras: en el mundo desarrollado, el “derrame” de la riqueza sobreviene cuando una empresa se hace pública y su valor hipotético se hace verdaderamente tangible. Así las cosas, una auténtica pléyade de nuevos ricos milenarios, paridos por los negocios del tercer milenio, parece a punto de hacer eclosión en el convulso mundo del vigésimo primer siglo cristiano.
La ciudad-condado de San Francisco es, con unos 900 mil habitantes, la 4ª urbe más poblada del estado de California y la 13ª a nivel nacional; pero la región metropolitana conocida como el Área de la Bahía de San Francisco –más conocida como La Bahía– concentra a unos 7,7 millones de habitantes en una miríada de 101 ciudades que albergan a las personas con mayores ingresos de EE.UU.
“Es muy difícil imaginar más dinero en un territorio tan inmensamente ubérrimo como San Francisco, pero parece que los residentes del Área tendrán que empezar a hacer volar su fantasía.
Los habitantes del complejo entramado del Área de la Bahía ostentan el PBI per capita urbano más elevado de todo el país y cuentan entre sus lugares de trabajo a la 2ª mayor concentración de compañías incluidas en el ranking Fortune 500, sólo superada por el área metropolitana de New York.
En el Área de la Bahía de San Francisco se ubican las sedes centrales de empresas gigantescas como Apple, Bayer, Chevron, Cisco Systems , Coca Cola, eBay, Google, Hewlett Packard, Intel, Levi Stauss, Lockheed Martin, Netflix, Oracle, Safeway, Sony Entertainment, Symantec, Tesla, Visa, Wells Fargo y muchas otras.
San Francisco aglutina en su trama a la industria financiera y comercial de la región, al turismo vacacional y al de negocios; East Bay, en el centro de Oakland, es el hogar de la industria pesada, metalmecánica, petrolera y marítima; Silicon Valley es el más importante polo de actividad económica en la industria de la tecnología; North Bay, por su parte, es un actor central en la industria agrícola y vitivinícola de EE.UU.
Nuevos ricos milenarios en San Francisco
Es muy difícil imaginar más dinero en un territorio tan inmensamente ubérrimo como San Francisco, pero parece que los residentes del Área tendrán que empezar a hacer volar su fantasía.
Este 2019, la esperanza cierta del ingreso a los mercados públicos –en términos sencillos, cotizar en las bolsas de valores– de compañías de vanguardia emergentes como Airbnb, Lyft, Pinterest, Postmates, Slack, Uber, promete generar un alud de millonarios en el Área de la Bahía que haga aún más real al “sueño americano”.
“Los recién venidos querrán automóviles, nuevos restaurantes exclusivos, fiestas pantagruélicas y, por sobre todo, casas: grandes residencias lujosas.
Las estimaciones más conservadoras predicen el arribo al Área de cientos de miles de millones de dólares en efectivo, lo que se traduce en la creación de miles de nuevos ricos milenarios a lo largo del año por venir.
Los recién venidos querrán automóviles, nuevos restaurantes exclusivos, fiestas pantagruélicas y, por sobre todo, casas: grandes residencias lujosas.
Dicen los especialistas que, con esta perspectiva, los precios de viviendas unifamiliares podrían elevarse a un promedio de U$S 5 millones, cuando el mercado inmobiliario actual tiene un techo de U$S 1 millón para departamentos de un ambiente, y U$S 4 millones para casas individuales.
Lo que vendrá
Lo asombroso es que, de cumplirse el pronóstico más desfavorable, los nuevos ricos milenarios serán compradores con efectivo contante y sonante: toda la población del Área (no sólo los agentes inmobiliarios o los planificadores financieros) está obligada a prepararse para el aluvión de billetes verdes o mudarse a otro lugar.
“En el Área de la Bahía hay al menos 50 residentes incluidos en la lista de los 400 estadounidenses más ricos publicada por la revista Forbes.
La brecha entre los que menos tiene y los que más en San Francisco es notable: el 10% de las personas con más ingresos se lleva 11 veces más plata que el 10% de los asalariados menos beneficiados.
En el Área de la Bahía hay al menos 50 residentes incluidos en la lista de los 400 estadounidenses más ricos publicada por la revista Forbes, algunos de ellos personajes célebres como George Lucas o Charles Schwab.
En la actualidad, los altos ingresos se corresponden con un elevado costo de vida, y el temor justificado es que este indicador se dispare con la entrada de dólares frescos y engendre en consecuencia un éxodo considerable de los habitantes menos favorecidos, incapaces de afrontar los nuevos niveles.
Los problemas, claro está, no se limitan a la elevación del costo de la vida y a la vivienda (que abarca también a la construcción, que experimenta severas restricciones); históricamente (y con mayor dinamismo desde el comienzo del siglo) el Área de la Bahía ha padecido los desórdenes del transporte y, consiguientemente, de la movilidad urbana y territorial.
El transporte en el Área de la Bahía de San Francisco depende de una compleja infraestructura multimodal de caminos, puentes, autopistas, ferrocarriles, túneles, aeropuertos y sendas para bicicletas y peatones.
“Los nuevos ricos milenarios implicarán un agravamiento notable de las ya degradadas condiciones de vida urbana que redundarán en más y más profundos desequilibrios.
El desarrollo, el mantenimiento y la operación de estos diferentes modos de transporte son supervisados por varias agencias, entre las que se cuenta al Departamento de Transporte de California (Caltrans), la Asociación de Gobiernos del Área de la Bahía, la Agencia de Transporte Municipal de San Francisco y la Comisión de Transporte Metropolitano.
Éstas y otras organizaciones gestionan colectivamente las múltiples rutas estatales e interestatales, las 2 redes de subterráneos, las 2 agencias de trenes metropolitanos, los 8 puentes que cruzan la bahía, los servicios de transbordadores (ferry), los servicios de ómnibus locales, los 3 aeropuertos internacionales y una extensa red de caminos, túneles y carriles para bicicletas.
Las complicaciones en el tránsito vehicular y peatonal son extremas, y se agravan por el escaso uso del transporte público: el 70% de los trabajadores se desplaza en automóviles privados, y sólo un 7% emplea los servicios de ómnibus. Los constantes embotellamientos en el Área de la Bahía son tan legendarios como irresolubles.
Nadie supone que los nuevos ricos milenarios vayan a cambiar este panorama sino todo lo contrario: implicarán un agravamiento notable de las ya degradadas condiciones de vida urbana que redundarán en más y más profundos desequilibrios.
La indeclinable Responsabilidad Social Empresaria (RSE) de las grandes y pequeñas compañías concentradas en el Área es una herramienta fundamental para desactivar los vastos daños colaterales que provoca la riqueza, más todavía cuando el ascenso económico se produce en minúsculos períodos de tiempo.