Los financistas de proyectos creativos parecen ser una nueva clase de hombres de negocios que invierten activamente en las nuevas formas de llevar adelante empresas hasta no hace mucho inviables en el mercado de productos y servicios tradicional. El sitio Kickstarter.com es una plataforma de recaudación de fondos creada con la finalidad de costear el desarrollo de propuestas de las más variadas características (que incluyen artes, teatro, danza, diseño, moda, cine, video, comidas, juegos, música, fotografía, publicaciones, historietas, artesanías, periodismo y tecnología) en todo el mundo.
El New York Times lo ha llamado “el Fondo Nacional de las Artes de la gente”; la revista Time lo designó una de las “Mejores Invenciones de 2010”; Tim O’Reilly, el fundador de O’Reilly Media, la editora de libros de tecnología e informática más grande del plantea, afirmó que Kickstarter es “la compañía tecnológica más importante desde Facebook, y probablemente aún más importante en el largo plazo”. Fundada por Charles Adler, Perry Chen y Yancey Strickler, Kickstarter inició sus actividades formales el 28 de abril de 2009 en el barrio Greenpoint de Brooklyn.
La misión declarada de Kickstarter desde entonces es ayudar a dar vida a proyectos creativos a través de la recolección de colaboraciones monetarias de todo tipo, desde nanoinversiones de unos pocos dólares, hasta aportes de capital de varios ceros; a cambio, las personas que respaldan los proyectos de Kickstarter reciben recompensas tangibles y experiencias personales exclusivas que dependen del compromiso que adquieran con los desarrollos.
Al mismo tiempo, se ha gestado una manera novedosa de hacer publicidad para un sector al que no siempre se le prestaba la atención debida (los emprendedores) y para canalizar las intenciones, a veces frustradas, de millones de personas con impulsos de promoción de ideas (los patrocinadores).
Financistas de proyectos alrededor del mundo
La propuesta de los inventores de Kickstarter recibió enseguida el apoyo de “inversionistas ángeles” como Jack Dorsey (fundador de Twitter), Zach Klein (fundador del sitio de videos compartidos Vimeo), Carerina Fake (fundadora del sitio de fotografías compartidas Flickr) y de organizaciones como Union Sqare Ventures.
Muy pronto, Kickstarter se volvió una vibrante comunidad de personas de todas partes del planeta que trabajan e invierte para hacer realidad nuevas ideas y viejas ilusiones inconclusas.
Desde su lanzamiento, más de 7, 7 millones de personas han contribuido con algún proyecto de Kickstarter, y 2,3 millones lo han hecho con más de uno; amigos, entusiastas y extraños inspirados han apostado pos sobre U$S 1.500 millones en más de 77.400 conceptos exitosos que van, desde postales hogareñas, hasta películas ganadoras del Oscar.
Mediante Kickstarter, los artistas y emprendedores recurren al público, no sólo para que financie sus obras, sino para construir una comunidad de personas interesadas en fomentar el trabajo que las otras hacen.
Emprender un proyecto en Kickstarter es mucho más fácil de lo que podría suponerse; al evitar las vías tradicionales de inversión, los creadores pueden conseguir fondos blandos a granel y sin condicionamientos; para ello deben elegir una fecha límite y un objetivo mínimo de financiación a lograr; si la meta no se cumple, no se obtienen los fondos, como en un contrato de seguro; del total de lo recaudado, Kickstarter retiene un 5%, pero a diferencia de la mayoría de los foros para la incubación de proyectos, renuncia a los derechos de propiedad de los proyectos y a los beneficios que produzcan.
La financiación está abierta para la participación de personas de cualquier país del mundo, pero sólo pueden iniciar un proyecto aquellos que tengan radicación (permanente o temporal) en EE.UU., Gran Bretaña, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Holanda, Suecia, Dinamarca, Noruega o Irlanda.
Lo paradójico es que los inversionistas no tienen garantías de que quienes publican los proyectos los lleven a cabo, ni de que utilicen el dinero conseguido en ellos, ni de que en mitad del desarrollo se queden sin capital, ni de que, una vez materializadas, las ideas cumplan con las expectativas de los patrocinadores: Kickstarter aconseja que, antes de invertir, cada uno utilice su propio juicio e intuición para decidir a quién apoyará y con cuánto.
Con el propósito de ajustar el foco de las inversiones de los financistas de proyectos creativos, Kickstarter ha esbozado directrices que deben seguir todos los creadores, junto con una serie de requisitos básicos:
- Tienen que participar de alguna de las categorías establecidas de antemano.
- Se prohíbe el empleo de representaciones fotorrealistas o de simulaciones en la presentación de los productos.
- Se prohíbe el uso de organismos modificados genéticamente.
- Se limita la entrega de premios a un único ítem, o a un conjunto “sensible”, en el caso de que haya varios.
- Se requiere un prototipo físico siempre.
- Se exige un plan de fabricación.
Para reforzar la idea de comunidad, se pide a todos los creadores de todas las categorías que describan los riesgos y desafíos que enfrenta cada proyecto en la producción, de modo de prevenir al público inversionista acerca del factor de incertidumbre que acompaña a la plasmación de las ideas.
Mecenas del siglo 21: un año en Kickstarter
Sólo en 2014, los financistas de proyectos creativos de Kickstarter sumaron 3 millones 300 mil personas de todo el mundo, que aportaron más de U$S 500 millones (cerca de U$S 1.000 por minuto) para que 22.252 proyectos creativos alcanzaran la vida.
Los pequeños y medianos patrocinadores individuales resucitaron a un disco perdido de Aphex Twin, ayudaron a un legendario diseñador de videojuegos a retornar a sus raíces, salvaron a una empresa barrial de elaboración de tacos, y financiaron al más original disfraz de Halloween de todos los tiempos.
Gracias a los inversionistas de Kickstarter, el músico Neil Young desarrolló un reproductor de música innovador que supera a los existentes, una serie de TV para niños volvió a las pantallas, un cineasta descubrió una pieza inédita en la historia del rock and roll, y una banda entregó pizza en el espacio.
En 2014, los skateboards flotantes (sin ruedas) eran apenas un sueño, y ese mismo año el paladín Tony Hawk se subió al primero, construido gracias a las contribuciones de los aportantes del sitio.
Time colocó a 5 de los proyectos financiados desde Kickstarter en su lista de los 25 mejores inventos del año; decenas de creadores fueron presentados en el MoMA Design Store de New York, cientos de nanoinversionistas pudieron abrazar a la artista serbia Marina Abramović, y miles pudieron fabricar su propia computadora Kano personalizable.
Los partidarios del sitio hicieron posible que Mine Kafon (el detonador de minas de bajo costo con propulsión a viento creado por el afgano Massoud Hassani) entrase en la colección permanente del Museo de Arte Moderno de New York; en tanto, el documental sobre la revolución egipcia The Square (ganador del célebre festival Sundance) era nominado para el premio Oscar con el apoyo financiero de 1.400 padrinos que cooperaron con entre U$S 1 y 10 mil, hasta alcanzar los U$S 126 mil; y el diseñador chino Ai Weiwei (asesor artístico en la construcción del Estadio Nacional de Beijing para los Juegos Olímpicos de 2008) ocupase el penal de Alcatraz con sus obras de arte.
A lo largo de la corta historia de Kickstarter, muchos proyectos han conseguido fondos que exceden largamente lo pretendido en el lanzamiento:
- El 9 de febrero de 2012, un dock para iPhone superó el millón de dólares de inversión; pocas horas más tarde, un juego de aventuras obtuvo el mismo monto, pero al final logró nada menos que U$S 3 millones.
- Coolest Cooler, una heladera portátil un tanto exótica, se alzó con U$S 13.285.226, pese a que necesitaba apenas U$S 50 mil para ver la luz, y se convirtió así en el desarrollo que más reunió en la historia del sitio.
- Pebble, un reloj de pulsera de e-paper para iPhone y Android necesitaba U$S 100 mil, aunque al cierre alcanzó la nimiedad de U$S 10.266.845 de parte de 68.929 patrocinadores.
- OUYA, una consola de videojuegos revolucionaria, obtuvo los U$S 950 pretendidos a 8 horas de la presentación al público, aunque al término recaudó U$S 8.596.474 de 63.416 auspiciantes.
- ZANO, un diminuto drone inteligente, batió muy pronto la meta incial de U$S 190 mil, y se hizo de U$S 3.539.668 al final de la recaudación.
Nuevos modelos de negocios para ideas nuevas
Hasta enero de 2015, 87 desarrollos habían recaudado montos por sobre U$S 1 millón (36 en la categoría juegos, 28 en tecnología, 13 en diseño, 4 en cine y video, 2 en comidas, 1 en música, 1 en arte, 1 en historieta, 1 en moda), y otros 1.700 se habían hecho de la franja con piso de U$S 100 mil.
En menos de 6 años, Kickstarter ha albergado a más de 100 mil proyectos; creadores y “mecenas” han aprendido qué funciona y qué no; la experiencia se ha aplicado a mejorar el sitio y perfeccionar a la comunidad, minimizar los riesgos y aumentar la confianza de los inversionistas.
En el camino, también se han sucedido múltiples controversias que comprenden plagios, fraudes, malversaciones, abusos, violaciones de patentes, infracciones y disputas de toda índole. Sucede que, tal como lo enuncian los fundadores, Kickstarter es una plataforma y un recurso, pero no se involucra en el desarrollo en sí de los proyectos.
La construcción de una comunidad de partidarios que se agrupan en torno a una idea es un modo sorprendente de hacer algo nuevo; apoyar los sueños de crear algo que uno querría que exista, para que al fin lo haga; reunir promotores para materializar la inspiración de otros, es una tarea fascinante; en la trayectoria de Kickstarter, algunos proyectos han requerido más tiempo del previsto, pero si los creadores se mostraron transparentes acerca de los problemas que ocasionaron retrasos, toda una cofradía de seguidores ha sabido entender y soportar el desafío.