Los drones se han convertido, de repente, en los juguetes utilitarios estrella de grandes y chicos alrededor del mundo. Los primeros Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT) fueron desarrollados durante la década de 1930, y utilizados luego con fines militares en la Segunda Guerra Mundial para entrenar a los operadores de la artillería antiaérea; no fue hasta inicios del siglo 21 que adquirieron popularidad fuera del ámbito castrense. Hoy, la publicidad aprovecha sus raras facultades para crear.
Los primeros drones, y los que les siguieron después a lo largo del siglo 20, eran simplemente “aviones sin piloto”. Se los empleaba, tanto por sus ventajas como aeronaves de combate sin piloto (UCAV, en inglés) como por sus cualidades como aviones espía no tripulados. Al no transportar personas, los drones podían tener menos peso propio, un tamaño relativamente menor, mayor maniobrabilidad y gran autonomía.
En la vida popular, los drones nacieron en verdad con el aeromodelismo: los pequeños aviones a escala eran y son, en rigor, VANT precursores de los drones modernos. Desde los modelos motorizados por haces de goma, los planeadores radiocontrolados y las aeronaves impulsadas por cápsulas de gas carbónico, hasta aquellos con motores de combustión interna y turbinas de reacción, hay una enorme gama de drones que vuelan desde hace rato por el mundo a imitación de los aeroplanos verdaderos.
Hacia el final de la llamada Guerra Fría, marcada por la caída del Muro de Berlín, los artefactos VANT que hoy reconocemos como drones pudieron comenzar a desarrollarse para destinos civiles, ya sea con fines utilitarios o como meros juguetes. Esto sucedió, tanto porque se desclasificaron proyectos militares secretos, como porque el desarrollo tecnológico los volvió finalmente viables.
Los nuevos drones de uso civil ya no tienen forma de avión; se basan en el principio de sustentación imaginado por Leonardo da Vinci y adoptado por los hovercrafts y los helicópteros (de hecho, la mayoría de los drones son “cuadricópteros”) lo que les concede mayor potencial de maniobra, mejor desempeño en espacios reducidos, despegue vertical y la posibilidad de flotar inmóviles en el aire.
Los avances en la electrónica, la informática, la robótica, el servocontrol, a la par del desarrollo de materiales más livianos, accesibles y resistentes, permiten que hoy estén disponibles drones muy sofisticados con capacidades sorprendentes, de fácil manejo, económicos, y al alcance de cualquier persona sin conocimientos de vuelo (de hecho es posible adquirirlos a través de Internet en sitios de subastas como eBay, o de comercio electrónico com Amazon).
Drones para todo el mundo
La palabra drone significa literalmente, en inglés, zángano; se aplica a estos dispositivos porque se mueven de un modo similar al del insecto y, además, sus hélices de alta velocidad producen un zumbido característico, muy parecido al que causa el aleteo de la abeja macho.
Los drones de uso civil están equipados con un complejo equipo electrónico computadorizado mediante el cual se controla su funcionamiento: mientras que el propio sistema se encarga de mantener al vehículo estable y en vuelo, el usuario puede guiarlo de manera remota a través de métodos intuitivos.
Si se hace girar con fuerza, la hélice se elevará por los aires y ganará altura… Si la mueves enérgicamente en el aire sentirás que arrastra por el aire las articulaciones de tu brazo.
—Leonardo da Vinci.
Ya sea para la diversión o para el trabajo profesional, los drones desarrollan, gracias a su versatilidad y tamaño una incontable cantidad de tareas.
Los drones más perfeccionados pueden cooperar en
- misiones en ambientes peligrosos (gases tóxicos, químicos agresivos, radiactividad, sustancias explosivas),
- control de fronteras, vigilancia de actividades de narcotráfico, terrorismo y delincuencia urbana,
- gestión aérea de grupos de operaciones terrestres (policía, bomberos, rescatistas), seguridad, emergencias médicas,
- confección de cartografía, inspección de áreas hídricas, relevamiento geológico,
- cuidado de áreas boscosas, protección y relevamiento de la fauna y la flora,
- supervisión de cultivos, control de la ganadería,
- dominio de incendios, colaboración en inundaciones, terremotos y otras catástrofes naturales,
- seguimiento progresivo del desarrollo urbano y territorial;
- eventualmente pueden usarse como distribuidores de señales WiFi para brindar conexión a Internet en lugares sin acceso a la red.
Buena parte de los drones más modestos permiten la toma de fotografías aéreas y video; según el equipamiento de que dispongan, esas imágenes pueden transmitirse en vivo, o almacenarse en módulos de memoria flash incorporados en las unidades y descargarse una vez concluido el vuelo, ya sea mediante enlaces físicos o inalámbricos. Los aficionados los usan para fotografiar desde cerca a animales silvestres, observar paisajes y escenas desde perspectivas de otro modo imposibles, o filmarse a sí mismos y alterar la acepción del neologismo “selfie”.
La mayoría de los drones disponibles cuentan con cámaras de alta resolución capaces de tomar video HD con enlace FPV por el cual se transmiten las imágenes en tiempo real al dispositivo de control remoto (que puede ser inclusive un celular o una tableta), o bien aceptan accesorios del tipo de las cámaras GoPro; los más completos tienen iluminadores LED de espectro visible e infrarrojo (visión nocturna), acelerómetros giroscópicos de 3 ó 6 ejes para controlar la posición y estabilidad posicional del aparato, vuelo controlado por GPS (lo que les permite seguir y repetir rutas establecidas de antemano) y una serie de agregados originales que dependen de cada fabricante.
Uno de los puntos críticos para los drones domésticos reside en el alcance reducido (que va de unos pocos metros a no más de 2 km) y la poca autonomía de vuelo, que debe acortarse para disminuir todo lo posible el peso de las baterías que alimentan a los motores de las hélices (salvo los modelos más costosos, ninguno sobrepasa los 8 a 10 minutos). Estas carencias podrían conllevar la pérdida ocasional, pero suelen incluirse sistemas automáticos que hacen que los drones regresen por sí mismos y aterricen cerca de sus dueños cuando la carga de la batería es escasa o se alejan demasiado del espectro de control.
Drones enanos
Con unas dimensiones de sólo 4 por 4 cm y un peso de 11,9 g, el SKEYE Nano Drone es el “cuadricóptero” más pequeño del mundo, al punto que puede aterrizar sobre un dedo pulgar. Ofrece 3 modalidades de vuelo (Principiante, Avanzado y Experto) y realiza acrobacias precisas. Un sistema de luces de colores variables lo hace visible en condiciones de baja iluminación. El SKEYE está pensado para su uso lúdico interior, aunque puede volar en exteriores en días calmos. Tiene una autonomía de entre 7 y 8 minutos (la recarga de la batería lleva unos 30 minutos) con un alcance de hasta 50 m.
Entre los mini drones aún por venir destaca el ZANO, un proyecto iniciado en el sitio de incubación Kickstarter. De los cerca de U$S 190 mil que se necesitaban para el desarrollo completo, terminaron por obtenerse más de U$S 3,5 millones al cierre (el 8 de enero de 2015) gracias a unos 12.075 aportantes voluntarios. Provisto de “una plétora de sensores”, el ZANO no sólo toma imágenes aéreas en alta definición (fotos y video) sino que tiene la habilidad de seguir a distancia y de modo inteligente a su dueño, sortear los obstáculos que se le presenten, compensar las fluctuaciones causadas por el viento, y volar en modo seguro, lo que garantiza la recuperabilidad en cualquier condición. El modelo que saldrá a la venta de un momento a otro tendrá 6,5 por 6,5 cm, un peso de 55 g, una cámara de video HD de 5 megapíxeles con micrófono estéreo, un panel frontal LED para mostrar caracteres e íconos y actuar como flash iluminador, sonar, altímetro, barómetro, anemómetro, conectividad WiFi y USB, un alcance de 15 a 30 metros del control y una autonomía de 10 a 15 minutos de vuelo continuo, que dependerá del estado del tiempo.
Drones sin plan de vuelo
El 23 de octubre de 2014, la torre de control del Aeroparque Metropolitano advirtió la presencia de drones de uso civil sobre la cabecera norte, que ocasionaron inconvenientes en el tráfico aéreo de la estación.
El incidente, provocado por una agencia de publicidad que filmaba mediante drones un comercial para el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, puso en riesgo a la seguridad de los vuelos y ocasionó la suspensión de las operaciones del aeropuerto durante 45 minutos.
Los drones son una excelente herramienta para la TV, para el cine y. por consiguiente para la publicidad, ya que, con su capacidad de vuelo, agilidad y tamaño, hacen posibles tomas antes impensables, o sólo reservadas a la animación por computadora. Gracias a los drones podemos ver aves en el aire como si volásemos junto a ellas, o disfrutar de maravillosos travellings en escenas emocionantes; los drones nos muestran imágenes “a vuelo de pájaro” de estadios y circuitos de carreras, o nos acercan por el aire a lugares adonde no podríamos llegar de otra manera.
El uso doméstico de drones ha generado una enorme cantidad de anécdotas, algunas desopilantes. Los usuarios se sacan las selfies más exóticas, espían a señoritas mientras toman sol desprevenidas, se inmiscuyen en espectáculos deportivos, ofrecen delivery aéreo, y hasta filman películas eróticas desde ángulos insólitos.
A mediados de 2013, un drone descendió delante de la canciller alemana Angela Merkel mientras asistía a un acto de campaña; hay drones, semejantes a aves rapaces, que se aplican para el control y erradicación de plagas.
En el inicio de 2015, un aficionado realizó tomas espectaculares de los fuegos artificiales desde el aire que se viralizó en la Red; con una frecuencia creciente se conocen bloopers de drones en los que son atacados por animales silvestres que los confunden con predadores, aterrizan sobre superficies inconvenientes (como espejos de agua o sitios que están a altas temperaturas).
En la Argentina, a diferencia de otros países, no se requiere ningún tipo de licencia para maniobrar drones, ni existe ninguna clase de normativa que regule la actividad. En tanto, estos sorprendentes, ágiles y movedizos artefactos proliferan sin límites.