Vida sana y alimentación saludable parecen ser imperativas en la subcultura inconformista del inicio del tercer milenio, y así las personas acumulan toda suerte de dispositivos, módulos y accesorios para el cuidado del estado físico, la regulación del estrés, el conteo de calorías ingeridas y consumidas, la verificación del sueño en sus diversos niveles, la capacidad aeróbica, y un sinfín de parámetros hasta no hace mucho ignotos para el común de los mortales.
La Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) es un concepto que refiere al sistema de interconexión de dispositivos informáticos identificables y rastreables dentro de la infraestructura existente de Internet.
Implantes para el monitoreo de las funciones cardíacas, biochips para el seguimiento del ganado, heladeras que se autodiagnostican, sistemas de guía y manejo de automóviles, drones, conforman una plétora de artefactos IoT servidos a través de la red de redes.
En los últimos años, los avances han ido en el sentido del cuidado de la salud en pro de una vida sana a través de aplicaciones relacionadas con actividades como caminar, correr, nadar, andar en bicicleta o realizar ejercicios aeróbicos.
¿Quién no se preguntó en más de una oportunidad cuántas calorías ingiere con la bebida, qué tanto bebe y qué contenido calórico específico tiene aquello que bebe para llevar una vida sana libre de trastornos?
Te tomás un latte camino al trabajo, pedís una Coca grande para el almuerzo, te agasajás con buen licuado a la media tarde, y disfrutás de una saludable copa de vino en la cena. Lo que suena como una selección habitual de bebidas para un día cualquiera puede ser una abrumadora suma de calorías, grasas, azúcar y cafeína. El hecho es que la mayoría de las personas que dicen llevar una vida sana no se da cuenta de lo que realmente pone en su cuerpo.
—De la gacetilla de prensa de Mark One, junio de 2014.
Ya es difícil mensurar las cantidades, cuánto más lo es recordar los valores nutricionales –si los conocemos (baste pensar en alimentos elaborados manualmente como licuados, jugos, tragos y otros de los que ignoramos siquiera su composición aproximada)– de las variadas bebidas que podemos tomar a lo largo del día y con el paso de las semanas. Y, además, llevar la cuenta.
A Justin Lee, un estudiante de informática biomédica del Laboratorio de Medios Humanos de la Universidad de Queen, Ontario, Canadá, se le ocurrió allá por 2007 construir un dispositivo IoT que no fuese una versión smart (inteligente) de algo precedente, sino simplemente introducir una verdadera computadora en uno de los objetos más ubicuos y perdurables de la historia de la civilización: un vaso.
Hay un sinnúmero de dispositivos que miden los movimientos, los esfuerzos corporales, la frecuencia cardíaca, la presión arterial, y llevan un registro metódico de la actividad física en pro de una vida sana; pero no había ninguno que pudiese monitorear el consumo de alimentos bebibles en tiempo real.
Lee quería que su ingenio resolviese la otra mitad de la ecuación de la vida sana y distinguiera diferentes tipos de líquidos en tanto pudiese advertir, por ejemplo, la cantidad e intensidad del café llenado en el vaso, sin necesidad de que la persona tuviese que averiguarlas e ingresarlas por su cuenta a un dispositivo.
Mark One es una fabricante de tecnología de consumo para la salud cofundada por Justin Lee y el diseñador estrella del multipremiado Fuseproject, el suizo Yves Béhar –quien también es CCO (Chief Creative Officer, algo así como director creativo) de la productora de tecnología usable Jawbone– cuyo primer cometido fue desarrollar el proyecto de Lee.
El resultado es hoy Vessyl, un recipiente con aspecto de vaso térmico de 385 cc, capaz de reconocer y evaluar a la mayoría de los líquidos de consumo humano que se coloquen en el interior, mostrar sus propiedades nutricionales y sincronizar todos los hábitos de bebida de una persona con su celular o su computadora personal.
Basta con colocar una bebida cualquiera en Vessyl y en menos de 10 segundos se obtiene información automática relevante para la salud y el control de los hábitos de consumo, de acuerdo con sus particularidades personales como edad, altura, peso, conductas y demás parámetros biométricos de su dueño.
El secreto de funcionamiento de Vessyl está en una combinación confidencial de sensores, microprocesadores y software inteligente asociados a bases de datos locales y remotas.
Con el uso rutinario de los prototipos de este vaso digital, el equipo de Mark One descubrió que sus costumbres individuales eran notablemente distintas (y más peligrosas) de lo que imaginaban y que, en algún punto, necesitaban ajustarlas.
Luego de siete años de intensa labor, Vessyl promete hacerse cargo del tedioso trabajo de contabilizar los valores nutritivos ingeridos y proporcionar reportes personalizados de lo que cada uno consume, con sugerencias interactivas acerca de cómo alcanzar las metas para lograr una vida sana.
El vaso que se colmó de gotas
En lugar de buscar inversionistas o atraer capitales de riesgo para el desarrollo de la idea, Lee inició una campaña agresiva a principios de 2014 mediante un sitio en Internet en donde podía hacerse la compra anticipada (con la intención de que el primer lote de Vessyl estuviera disponible en algún momento del inicio de 2015) a razón de U$S 99 por unidad, U$S 100 menos que el precio de venta final, luego del lanzamiento, de U$S 199.
La oferta inicial alcanzó y sobrepasó de inmediato la meta de U$S 50 mil que Lee esperaba recaudar, lo que lo llevó a realizar una segunda sin topes, en la que cualquiera puede adquirir el producto por adelantado con su tarjeta de crédito por el precio rebajado, y lo recibirá un mes más tarde que el envío inicial.
Como un aliciente más, si el comprador consigue que otra persona compre el vaso, se beneficia con un 10% de descuento, de modo que con 10 compradores adicionales, lo recibe de manera gratuita.
Con un diseño minimalista agradable, libre de cables y de botones, Vessyl es un vaso especial:
- lleva la cuenta de la ingesta de calorías a través de los líquidos consumidos a lo largo del día y durante la semana;
- establece y controla los grados de hidratación efectiva para cada horario del día de modo de conseguir un máximo desempeño según el esfuerzo requerido;
- ayuda a regular el nivel de cafeína para mantenerse enérgico sin perder la serenidad;
- puede medir y advertir sobe el contenido de sodio contenidos en lo que bebemos;
- asiste en el seguimiento de la recuperación de proteínas y minerales perdidos con la actividad física intensa;
- colabora en la adecuación del tipo de bebida que se toma en cada momento del día para lograr después un descanso óptimo y una buena calidad de sueño;
- previene acerca del tenor graso de lácteos, sopas y otras bebidas que contengan lípidos;
- alerta sobre el exceso en el consumo de hidratos de carbono (sobre todo azúcares) con los refrescos;
- contribuye en la estabilización física y la práctica de una vida sana sin la necesidad de estar pendiente de llevar el registro.
Una de las características más singulares de Vessyl es su micropantalla que se activa cuando se vierte líquido en el interior y que permite utilizar el vaso sin tener que depender de otros dispositivos.
Un sistema inteligente detecta en qué oportunidades se lo llena con sustancias bebibles, y cuándo es sólo para lavarlo o enjuagarlo, y no toma muestras en estos últimos casos.
Simple y fácil de entender, Vessyl presenta la información alimentaria cada vez que el usuario lo solicita, o en los casos en que debe advertirle que hay un déficit o un excedente.
Una serie de gestos intuitivos sencillos activa y desactiva las distintas funciones gracias al acelerómetro de 3 ejes incluido en el fondo del vaso, de modo que no hay botones ni otro tipo de controles para operar.
Una barra luminosa patentada llamada Pryme indica también de qué forma se afectarán los niveles de hidratación al beber la cantidad de líquido contenida en el vaso, el número de calorías que aportará al organismo, y los riesgos potenciales –si los hubiere– asociados a esa bebida.
Toda la estadística diaria se transmite a una aplicación dedicada mientras el vaso y el dispositivo externo (un smartphone, una tableta o una computadora) se encuentren dentro del alcance del enlace Bluetooth LE (unos 6 metros), pero Vessyl puede operar a la perfección por sí solo, con la única salvedad de que no tiene acceso a la base de datos global extendida y actualizada.
Vessyl también cuenta con una tapa magnética inteligente, hermética y a prueba de derrames, y una superficie de cristal con terminación interior antiadherente que permite verter cualquier líquido sin que queden vestigios de sabor o de olor una vez limpio.
Alcanza con dejar el vaso 1 hora sobre la fuente de alimentación inalámbrica –un platillo sin conectores a la vista– para conseguir 1 semana de uso libre de recarga de baterías. Al utilizar una tecnología de ahorro LE (Low Energy), Vessyl no disminuye de manera perceptible la carga del dispositivo con el que se conecta por Bluetooth.
Si bien Vessyl admite por igual bebidas frías o calientes, se recomienda no colocarlo en freezers (porque disminuye la vida de las baterías) y está vedado introducirlo en hornos de microondas.
Video oficial de lanzamiento de Vessyl
Mirá el videoQué dicen los líderes acerca de Vessyl (en inglés)
Mirá el video¿Claves para una vida sana?
Vessyl puede hasta distinguir entre Coca Cola y Pepsi, o identificar marcas y variedades específicas de jugos, refrescos o bebidas alcohólicas gracias a un analizador molecular y a una conexión con la base de datos global de Internet que se actualiza permanentemente.
Pero lo que puede volverlo un producto más interesante y atractivo para el consumidor medio son los beneficios para la salud que provienen del uso cotidiano.
El consumo pasivo de bebidas es una de las fuentes más descuidadas de carbohidratos y grasas que acaban por ser nocivos para el cuerpo humano, y que Vessyl puede sacar a la luz sin complicar la existencia del usuario.
Antes que realizar ejercicios adicionales y así eliminar las calorías sobrantes en el organismo para llevar una vida sana, es mucho más simple, eficaz y benéfico no excederse en el consumo a través de la ingesta.
Todo proceso de quema de calorías implica oxidación; la oxidación produce radicales libres que causan daños en las células y participan en enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras complicaciones para la salud; por eso es importante evitar todo lo posible el consumo de alimentos que, por su calidad o cantidad, provoquen un sobrante que hay que eliminar o contengan oxidantes.
El éxito de Vessyl, de todas formas, provendrá del poder usarlo sin notarlo, de que siga siendo un objeto especial sin que uno deba sentirse especial por tenerlo.
Uno de los mayores desafíos que debió enfrentar el equipo de diseño industrial fue crear un vaso que pareciese un vaso y que se sintiese cómodo y apropiado para diferentes tipos de bebidas a cualquier temperatura.
También será de importancia vital que los diseñadores logren un producto versátil que luzca bien sobre una mesa cualquiera (de café, de comedor, de escritorio, de luz) sin que parezca un jarrito de campamento ni una botella deportiva, pero tampoco demasiado elegante.
Puede que Vessyl contribuya a que no debamos realizar ningún esfuerzo extra por averiguar los contenidos de lo que bebemos, ni desperdiciar tiempo en calcular y verificar si lo hacemos de manera correcta, pero deberá enfrentarse con los problemas del mundo real y los hábitos de cada usuario.
Para que sea de verdad útil, será indispensable que uno lo lleve a todas partes consigo (habrá que pensar en la conveniencia y el riesgo de acarrear un frágil vaso de 200 dólares con uno); si pensamos la cantidad de utensilios distintos que empleamos durante un día típico, las cosas se complican:
- está la taza del desayuno;
- la botella de agua mineral del escritorio;
- la lata de gaseosa de la máquina expendedora;
- el pocillo de café o de té de la pausa reparadora;
- la botella para hidratación durante el ejercicio físico;
- el vaso o la copa que acompaña al almuerzo o a la cena.
Cada uno es especialmente adecuado para cumplir su función en cada momento.
No resultará sencillo usar el vaso de polímero en una happy hour, o en un festejo íntimo con champán; Vessyl deberá competir en desigualdad de condiciones, pero además hará falta vaciarlo de restos de líquido, lavarlo, enjuagarlo y secarlo en todas las oportunidades en que se lo utilice. No será para nada fácil.
Quizás algunos subterfugios harán viable el uso habitual de Vessyl: alcanzará con marcar en la aplicación móvil del teléfono celular que uno bebe una botella de agua mineral de medio litro, o una lata de Coca Cola Light, o cualquiera sea el recipiente y la bebida precargados en la base de datos, para no perder la estadística; no parece tan glamoroso, pero agrega puntos a favor.
Si Vessyl es en la práctica tal y como se lo presenta en los avances, quizás nos ayude a llevar una vida sana sin complicaciones y dejar de lado a ese conjunto de odiosas obsesiones que rodean a las personas que se preocupan por mantener la línea todo el tiempo.
La opción no será entonces vida sana o fundamentalismo hipster: antes bien, Vessyl se integrará a los usos y costumbres de la gente como un objeto IoT más de esos que nos simplifican las cosas, “sanamente y en familia”.