Terminamos un 2023 tan atípico como crítico, y nos espera un 2024 tan comprometido como desafiante. Sea como resulte el porvenir, que nos encuentre unidos en la comprensión y la aceptación mutua de afinidades y diferencias, de virtudes y errores, en la concordia imprescindible para hacer frente a las dificultades que, a no dudar, llenarán los 366 días que tenemos por delante.
Costumbres argentinas
A lo largo de este ciclo que se va, atravesamos incontables turbulencias, pero como pilotos experimentados en afrontar tormentas, navegantes recurrentes de tempestades, habitantes de una Argentina incansablemente tenaz, todavía celebramos la vida con coraje y energía.
Este diciembre de 2023 difiere por completo de aquel diciembre de 2022, cuando el triunfo de la “Scaloneta” en el Mundial de Qatar nos sumía en un ensueño de alegrías y pasiones.
La epopeya de los campeones nos abstraía de todo trance conflictivo, y nuestros días se colmaban de aleluyas entusiasmadas cuyos ecos todavía nos conmueven, sumidos en una nostalgia emotiva.
Sin embargo, al momento de recapacitar, de reflexionar sobre las experiencias cotidianas, nuestra memoria es sesgada y con frecuencia olvida que emprender es empujar hacia adelante con voluntad tolerante, con tesón solidario, para recorrer juntos un camino de seguro arduo, poblado de contrariedades y tropiezos.
El faro y la brújula
Repensar la historia del grupo dirigido por Lionel Scaloni, observar cómo a través de la determinación, la unidad y el trabajo duro alcanzó éxitos impensables (aún contra una letanía sin fin de pronósticos sombríos) debe ser una fuente poderosa de motivación para embarcarnos en este incierto viaje que es 2024.
Así como la Selección superó obstáculos y supo levantarse cada vez con más fortaleza, recordemos que cada derrota –que las hubo y las habrá– tiene que ser una lección.
Aprendamos que el esfuerzo solidario cuenta sobremanera para proseguir, y que las victorias, así sean mínimas, por pequeñas que parezcan, son la recompensa diaria a la dedicación y el compromiso.
Que 2024 sea nuestro torneo personal, y el lugar que habitamos en esta Patria fatigada nuestro campo de juego.
Apostemos a imitar al glorioso seleccionado argentino, trabajemos juntos en los objetivos comunes, guiados por nuestros mejores valores para confiar, crecer y desarrollarnos pese a la adversidad de los tiempos que nos apremian.
Al gran pueblo argentino: “¡Salud!”.
Armonía. Serenidad. Equilibrio. Reconciliación. Paz.
¡Felices Fiestas!
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- Despedidas y bienvenidasTerminamos un 2023 tan atípico como crítico, y nos espera un 2024 tan comprometido como desafiante. Sea como resulte el porvenir, que nos encuentre unidos en la comprensión y la aceptación mutua de afinidades y diferencias, de virtudes y errores, en la concordia imprescindible para hacer frente a las dificultades que, a no dudar, llenarán los 366 días que tenemos por delante. Armonía. Serenidad. Equilibrio. Reconciliación. Paz.
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