El protagonismo de Daniel Rabinovich en los espectáculos del mítico Les Luthiers sólo era compartido con Marcos Mundstock. Se fraguó sin querer desde los primeros tiempos y creció al ritmo de la banda. Actos enteros eran sostenidos por uno o por ambos a puro talento, carisma y espontaneidad, sin descuidar ni por un segundo el libreto. “Escribano de profesión”, a los 71 años partió un genio incomparable, acaso para reunirse con Gerardo Massana (fundador del grupo en 1967, fallecido hace 2023 años), Roberto el Negro Fontanarrosa (guionista invitado estrella), Jorge Ginzburg, Tato Bores, Adolfo Castelo, Alberto el Negro Olmedo, Fernando Peña, Carlos Abrevaya, y tantas otras estrellas de la constelación del humor argentino por excelencia.

Cuando el bisabuelo de Daniel Rabinovich –de apellido Halevy– decidió abandonar Besarabia –la actual Moldavia– para venir a la Argentina, tuvo que conseguir una manera de poder salir de su país porque no había hecho el servicio militar, ya que era rabino: fue así que compró el documento de identidad de un muerto de apellido Rabinovich.
Neneco (oficialmente Daniel Abraham Rabinovich Aratuz) nació en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1943, y creció en un complejo de viviendas llamado el Palacio de los Patos, donde vivió hasta los 18 años.
De una forma u otra, la música siempre estuvo presente en el hogar: su madre había estudiado piano, y su padre –un abogado penalista que asistió a personalidades como Hugo del Carril y Tita Merello, de quien heredó el interés por el derecho– tenía la costumbre de cantar y silbar tangos; Daniel Rabinovich concurría con su familia desde pequeño a reuniones de folcloristas en las que se entusiasmó con el canto y la guitarra.
Entre los 7 y los 13 años tomó clases de violín con Ljerko Spiller, Vera Graf y Enrique López Ibels, pero a los 14 lo cambió por la guitarra, bajo la tutela de José María de los Hoyos, y con la ilusión de tocar como el guitarrista de Los Chalchaleros Ernesto Cabeza; formó entonces un grupo folclórico que se llamó Los Amanecidos.
El licenciado Daniel Rabinovich

Decidido a estudiar Derecho –llegaría a graduarse como escribano en 1969– en la Universidad de Buenos Aires (UBA), apasionado por la música, ingresó al Coro de la Facultad de Ingeniería a los 18 años; allí conoció a Gerardo Masana –el mitológico fundador de Les Luthiers, a la sazón estudiante de Arquitectura– y al resto de los futuros integrantes del grupo, Marcos Mundstock y Jorge Maronna.
El cuarteto participó en la puesta en escena de las parodias musicales “Il figlio del pirata” (1964) y la “Cantata Modatón” (luego llamada Laxatón), en 1965 (el 25 de septiembre de 2015 cumplió su 50 aniversario); durante un período breve se unieron en I Musicisti (en el que trabajaron con Carlos Núñez Cortés), grupo del que se separaron 1967 para crear Les Luthiers.
En los comienzos, Daniel Rabinovich cantaba y tocaba la guitarra y el “latín” (un parodia de violín hecho con latas), pero gracias a su personalidad y carisma ganó protagonismo rápidamente en complicidad con Marcos Mundstock, evolución percibida por los críticos de espectáculos que no ahorraron halagos todo a lo largo de la década de 1970 y más allá: eran el arco y el violín.
Adiós al fundador

La temprana muerte de Gerardo Masana en 1973, a los 36 años, fue un golpe durísimo para Les Luthiers, pero su impronta siguió presente en el grupo durante los años que seguirían.
“La transformación fue gradual. No tenía ninguna veta humorística previa. De a poco comencé a realizar algunas improvisaciones graciosas, y me salieron bien”, confesaba por entonces un tímido aunque aclamado Daniel Rabinovich.
“Leí esa nota, pero creo que fue una exageración”, declaraba a propósito de una publicación en la desaparecida revista Panorama, donde un cronista especializado llegó a compararlo con el humorista británico Peter Sellers.
Daniel Rabinovich era el payaso ingenuo, el que arrancaba carcajadas con una réplica tan sencilla y sonsa como inesperada, el chico travieso pero buenazo que entendía cualquier cosa en los diálogos inefables con Marcos Mundstock con el resto del equipo en segundo plano.
Muy pronto comenzaron a actuar en teatros, realizaron giras por el país y el mundo, grabaron discos y cassettes, ganaron premios, filmaron videos, consiguieron vivir de los ingresos que les agenciaban las presentaciones y convirtieron a Les Luthiers en una marca registrada única.
La fama los llevó a recorrer el planeta y llegaron a hacer presentaciones descollantes en las que debieron traducir e interpretar sus espectáculos en otros idiomas, más allá del castellano adaptado para la realidad de cada país; consiguieron el Grammy Latino a la excelencia musical y fueron distinguidos con la Orden de Isabel la Católica por el gobierno de España.
Daniel Rabinovich polifacético
Les Luthiers es más que nosotros cinco. Si alguno no está, la función se hace igual […] Cuando tuve un infarto y una operación de caderas, me reemplazó Fontova. Recuerdo que con autorización del cardiólogo fui a ver a los muchachos y me encantó el espectáculo; me sentí feliz de ganarme la vida mientras me rehabilitaba. Mi institución sostenía el espectáculo, la rehabilitación y mi sueldo.
—Daniel Rabinovich.
En paralelo con el éxito del grupo, Daniel Rabinovich hizo incursiones en cine y televisión:
- en 1983 trabajó en la película “Espérame mucho” de Juan José Jusid y participó como actor invitado en las miniseries “Los gringos” (1984) y “La memoria” (1985) bajo la dirección de David Stivel;
- participó en los ciclos de humor “Peor en nada” (1989) con Jorge Ginzburg y Horacio Fontova, “Juana y sus hermanas” (1991) con Juana Molina y “La Argentina de Tato”, con Tato Bores;
- actuó además en la telenovela colombiana “Leche” (1996) dirigida por Víctor Mallarino;
- participó en la serie televisiva “Tiempo final” (2002) e hizo el papel de Néstor Craken en la serie “La familia potente” (2003);
- grabó con Felipe Pigna y Mario Pergolini la serie documental “Algo habrán hecho por la historia argentina”;
- intervino como entrevistado en el film “Cine negro” e interpretó el papel de Simón en la película de Juan Taratuto “¿Quién dice que es fácil?” (2007);
- hizo el doblaje de Paloma en la película de los estudios Disney “Bolt” (2008);
- en 2011 fue convocado por Ariel Winograd para hacer de rabino en “Mi primera boda”;
- Telefé lo invocó para la telenovela “La dueña”, junto a Mirtha Legrand;
- su última aparición en el cine fue otra vez de la mano de Juan Taratuto en “Papeles en el viento”.
Daniel Rabinovich también fue autor de los libros “Cuentos en serio” (Ediciones de La Flor, 2003), con prólogo de Joan Manuel Serrat, y “El silencio del final, nuevos cuentos en serio” (Ediciones de La Flor, 2004) en su paso por la escritura.
El corazón del actor

En 1994, los problemas cardíacos de Daniel Rabinovich lo obligaron a dejar las actuaciones; lo reemplazó Horacio Fontova hasta que pudo recuperarse y volver a las tablas.
Les Luthiers celebró sus 40 años con un recital multitudinario llamado “Cuarenta años de trayectoria”, realizado en el Parque San Benito (Figueroa Alcorta y Pampa, CABA) el 18 de noviembre de 2007: asistieron al espectáculo más de 120.000 personas.
Daniel Rabinovich, Marcos Mundstock y Carlos López Puccio fueron declarados ciudadanos españoles el 7 de septiembre de 2012, concesión hecha por orden del gobierno ibérico.
Su salud se resintió en diciembre de 2012 cuando sufrió un infarto agudo de miocardio durante una gira por Uruguay, episodio del que nunca terminaría de recuperarse del todo.
Con altibajos, siguió adelante hasta que el 24 de abril de 2015, cuando Les Luthiers se aprestaba a iniciar la segunda temporada de “Viejos Hazmerreíres”, su condición volvió a agravarse. “Lamentablemente por problemas de salud, Daniel Rabinovich no será de la partida en la presente reposición de Viejos hazmerreíres. Su papel será cubierto por los reemplazantes estables de Les Luthiers, y el espectáculo se representará completo y sin modificaciones”, rezaba la gacetilla promocional del espectáculo.
Lino Patalano, agente de Les Luthiers, fue el encargado de dar la noticia de la muerte del multifacético personaje a los 71 años, el 21 de agosto de 2015: al humorista genial que actuaba, cantaba, tocaba la guitarra, la batería, el bombo legüero, la conga, la flauta, la melódica, los timbales, el trombón y el violín, y también se daba maña para ser un intérprete virtuoso del latín, el bass pipe a vara, la caita de cámara, el calephone y el alt-pipe a vara, el corazón le dijo basta, después de una interminable serie de complicaciones que lo habían alejado del escenario.